María Álvarez
María Álvarez, artista valenciana. Conceptualmente minimalista, su pintura es consecuencia de un proceso de interiorización, interpretación de la realidad que lleva a cabo sin más propósito que la honestidad creativa y la pureza.
Cuadros que se refieren a la vida, al mundo compartido por almas, entidades y paisajes. Lienzos en los que sólo hay lo que conmueve o debe haber:
El ser humano en su cósmica soledad, meditativo sobre el todo y la duda de existir; la línea recta y el plano exento, con su vocación de hogar, de abrigo e ilusoria protección; y la naturaleza envolvente, contenida en sí, en sus redondeces vegetales tupidas o desnudas, aunque extendida hacia caminos que tienden al infinito o convergen en realidades superpuestas.
La atmósfera, también y sobre todo, como un perfume sutil que aroma el cuadro de esquina a esquina, pincelada a pincelada, que lo baña de armonía y equilibrio tonal.
Y, por fin, la luz, una luz tibia que sugiere el atardecer e induce a pensar en la noche que llega, en lo que merece la pena y lo que no.
Escaparates del soliloquio existencial, estas obras encarnan un universo imaginario más cercano al Bosco que a los surrealistas, conforman un espacio propio que, por el trazo y sobriedad compositiva, enlaza de algún modo con las vanguardias metafísicas italianas de los treinta.