Pluralidades y Libertad Creativa
El arte contemporáneo, y en particular, el arte español, presenta innumerables características polisémicas que lo transforman en un compendio de propuestas heterogéneas de las cuales somos testigos desde hace varias décadas. Ante tanta diversidad de estilos y conceptos, la tarea más compleja de quienes nos dedicamos a gestionar y defender artistas contemporáneos radica, precisamente, en elegir. Comisariar se vuelve entonces un reto en el que los galeristas conseguimos cohesionar, en un solo proyecto, el resultado del ejercicio más íntimo que existe: la creación artística.
Es por eso que en esta ocasión, y tratándose de la 25ª edición de Art Madrid, hemos optado por unificar cuatro artistas bajo el concepto de ‘Pluralidad’, entendiéndose como la libertad creativa en la que cada uno expresa sus preocupaciones individuales. Lo que a priori podría parecer un oxímoron, no es más que la concreción de un diálogo entre múltiples estéticas que convergen bajo la idea de distinguir la esencia de cada uno de los artistas propuestos. Fèlix Coll, Paco Díaz, Queca Domínguez y Francesca Poza difieren en regiones de procedencia, formaciones académicas, recursos expresivos y generaciones. Sin embargo, confluyen en el deseo de plasmar en sus obras las inquietudes propias del ser humano contemporáneo; con las cuales nos identificamos todos los días de alguna manera u otra.
La obra de Fèlix Coll se desenvuelve a través de un diálogo con la naturaleza y la importancia de convivir, desde tempranas edades, en entornos naturales. Realiza un viaje introspectivo donde sus personajes, generalmente niños o ancianos, reflejan los estados de inocencia y paz que se advierten estando en constante relación con el medio ambiente. Para ello emplea la pintura de gran, mediano y pequeño formato; trazándose una narrativa común en sus obras que tal pareciera ubicar a todos sus sujetos en un mismo espacio de representación.
Dentro de esta misma línea, un tanto más paisajística, se ubica la propuesta de Queca Domínguez, quien realiza una interpretación muy personal del paisaje rural español. Queca concibe su relación con el arte a través de la naturaleza, y lo hace con un estilo muy particular que la convierte en una artista fácilmente identificable dentro de sus coetáneos. Sus trazos, un tanto desdibujados, recuerdan movimientos pictóricos como el post-impresionismo, lo que nos hace replantearnos los límites del arte contemporáneo y cómo los recursos estéticos continúan influenciando a los artistas de este siglo.
La obra de Paco Díaz, por su parte, emplea como pretexto el género del bodegón, heredado de la tradición académica europea, y lo hace completamente suyo a modo de statement. Su formación artística y fotográfica se hace evidente en esta propuesta conceptual en la que el objeto de representación son lomos de libros apilados unos sobre otros, y que consiguen evocar en el espectador múltiples lecturas, en dependencia del horizonte de comprensión de cada uno. La obra culmina en la mente del receptor, quien en un ejercicio sinestésico, consigue hilvanar conceptos derivados de las propuestas literarias, las cuales hacen referencia a la historia del arte, el cine, la filosofía y la cultura universal.
Finalmente, defendemos un año más la obra de la artista Francesca Poza, quien desarrolla, en un ejercicio extremadamente complejo e intimista, una narrativa poética a través del papel, la tarlatana y hojas de libros. Los conceptos trabajados por Francesca se mueven en torno a las emociones internas del ser humano y su relación con inquietudes intangibles como el silencio, la soledad, el tiempo y la memoria. Tanto los materiales seleccionados como la recurrencia del blanco construyen un universo narrativo que tiene como fin ulterior evocar sentidos profundos en los espectadores.




































